El aura dominante de Odell la envolvió.
Sylvia podía incluso sentir el persistente aroma del té en su boca. Rápidamente recobró el sentido y procedió a apartarlo de un empujón.
Él parecía poseído por un demonio. Cuanto más intentaba apartarlo, más fuerte y apasionadamente la besaba.
La tenía atada de manos y la abrazaba con fuerza. Pasaron años antes de que ella consiguiera quitárselo de encima.
En sus ojos se veía como la quería y la miraba como un lobo hambriento.
Sylvia se puso furiosa y lo fulminó con la mirada. "Odell, ¿cuál es tu problema?".
Odell sonrió tímidamente: "Hace tiempo que quieres que te bese así, ¿verdad?".
Ella frunció inmediatamente el ceño, completamente desconcertada por semejante pregunta. Ella estalló: "¿Te caíste y te golpeaste la cabeza contra el borde de la acera o algo así?".
"Llevaste a los niños al parque para atraerme hacia ti, intentaste seducirme cuando dormías en la tienda y me hiciste tropezar intencionadamente para que cayera