En otro lugar escondido detrás de un seto de arbustos, Isabel llevaba un rato observando discretamente la escena. Envuelta en capas de tela, una máscara y una gorra para ocultar su identidad, mantuvo un ojo atento a Moses y Caprice, con sus intenciones envueltas en un velo de misterio. Perpleja por el comportamiento reservado de Isabel, su asistente le preguntó:
—Señorita, ¿qué está buscando?
Isabel, con los ojos entrecerrados y contemplativos, se alejó de la vista y se dirigió hacia la torre de oficinas de Liam.
Dentro de la apartada oficina de Liam, protegida del público, él permanecía junto a las ventanas francesas con binoculares, espiando clandestinamente a los turistas reunidos.
La multitud se había reunido cerca de la Torre Isa, lo que hacía difícil localizar el objetivo de su atención. Finalmente, Liam abandonó los binoculares y se acomodó en su silla de cuero detrás del escritorio, mientras el distante zumbido de los gritos llegaba a sus oídos.
Fuera de la oficina,