El pasillo fuera de la sala de urgencias mantenía un silencio inusual.
Después de un tiempo, Sherry intentó llamar a John nuevamente, solo para descubrir que sus llamadas aún no respondían.
Frunciendo los labios, marcó el número de Brandon y preguntó:
—Brandon, ¿has llevado a Caprice a casa?
Brandon la tranquilizó:
—Acabamos de llegar a casa. La tía Wanda la cuida y el guardaespaldas también está presente. No hay necesidad de preocuparse.
¿Tía Wanda? ¿Jasón?
¿No se suponía que debían estar afuera, de compras y descansando respectivamente?
¿Habían regresado a casa?
Al percibir la rareza, Sherry consideró llamar a la tía Wanda para confirmar, pero en ese momento llegaron Queenie y Julie.
Queenie entró con los ojos llorosos, junto con una notable corriente subyacente de ira.
Sherry quedó sorprendida por la reacción de Queenie.
Acercándose a ella, Queenie fijó una mirada severa en Sherry.
—Sherry, ¿por qué te llevaste a Caprice?
Sorprendida, Sherry se pregunt