Su mano se coloca en mi brazo y lo mueve suavemente causando una descarga eléctrica que me hace retroceder con temor. Porque sé cómo se comporta mi cuerpo cuando él me toca.
— ¿Sabes que es lo que tanto me gusta de ti, Day?— ¿Qué es? — pregunto, aunque lo que debería hacer es huir lejos de él, la curiosidad hace que me gire y espere su respuesta.— Como eres y como tu cuerpo reacciona a mi toque. Por años, estuve soñando esto, pero, nada se compara con lo que imaginé, porque ni siquiera en mis sueños más locos, pensé que serias tan receptiva a mis toques.— Soy virgen, Ryan. Es normal que reaccione demasiado cuando nadie me ha tocado así.— Y nadie más lo hará, porque eres mía, Day. No permitiré que lo que ahora tengo, me sea arrebatado.— Me tienes, Ryan. Soy tu esposa, pe