El tiempo pasa y todo se vuelve un caos, al punto que varias personas corren a la bodega donde me encuentro con mi padre. Apenas me ven, anuncian que me han encontrado, por lo que, confirmo que tanto ruido antes, era porque no sabían dónde estaba.
— ¡Maldición, Day! ¡Casi haces que me muera…! — dice Hanna y de inmediato, cubre su boca al comprender su error.— Morir no es así de sencillo, porque si uno pudiera morir del susto, yo habría muerto hace rato por la sorpresa de conocer que mi padre ha muerto. — susurro.— Lo siento, no tengo filtro en mi boca. No lo volveré a decir.— No importa. Ya no importa. — susurro.Todo queda en silencio, nadie se atreve a acercarse a mí y por eso, es Hanna quien lo hace con miedo de arruinarlo todo.— Amiga, debemos aterrizar. Necesitas volver a tu asiento.— Déjame aquí.&m