Amme guardó silencio, todo lo que Keller decía era cierto, si yo no me casaba con él me casaría con cualquiera de aquellos que mencionó, yo ya había escuchado algo similar salir de la boca de mi madre años atrás, sin embargo, ella esperaba que pudiera adelgazar para merecer a alguien mejor o que ellos dejaran de ser como eran para que no me sintiera mal por casarme con tarados, no me gustaba ofender a la gente pero esos chicos eran...

-¡Emma!

Amme me sacó de mis cavilaciones.

-¿Qué pasa?

Todos me miraban atentos.

-¿Cómo que, qué? 

¿No escuchaste lo que dije?

Si te casas conmigo, te respetaré, no te haré daño, puedes confiar en mi, puedes estar segura si así lo deseas que podrás vivir en este departamento si no quieres vivir en mi casa o si quieres otra casa puedo dártela, mientras me permitas venir de vez en cuando para evitar habladurías, con eso me bastará. 

No te obligaré a que cumplas como esposa ni a nada que tú no des