Así que la encaró.
—¿En qué lo estás ayudando? —preguntó y le miró de reojo.
—No entiendo —dijo Margarita.
—Sé qué se casan porque necesitan esconder algo —especuló con el ceño arrugado y con seguridad—, pero no sé qué —confirmó después y miró a Margarita con severidad, a la espera de su respuesta y la verdad.
Ella suspiró y se rascó el puente de la nariz antes de hablar.
—Lucca cree que perderán la empresa contra los Valdivieso y quiere que tenga acceso a sus bienes para negociar con uno de los herederos y comprar un porcentaje de la empresa —dijo todo, a tanta que velocidad que, Paula apenas pudo respirar.
Se quedó callada algunos segundos, mientras siguieron caminando por las oscuras calles del pueblo y cuando el silencio se tornó incómodo, Margarita la miró de reojo para analizar su rostro.
—¿Y eso es legal? —preguntó Paula, preocupada por su seguridad.
Solo quería que ella estuviera a salvo.
—Seré su esposa —musitó Margarita y se puso triste al vislumbrar eso que tanto le dolía.