La esposa del heredero
La esposa del heredero
Por: Jannina Morales
1 Prólogo

Rous al ver el desastre en el que se había convertido su boda, estaba encolerizada y se fue al camerino, allí se arrancó el velo de novia y se quedó mirándose al espejo. Después estalló ira y lanzó por todas partes lo que había sobre la cómoda.

Liam fue a donde ella estaba y cuando entró a la habitación, vio que todo estaba hecho un desastre con las cosas que ella había tirado por todas partes descargado su frustración. La encontró pisoteando un racimo de flores que había tumbado de una mesa. Liam intentó calmarla, pero ella no paró y seguía desquitándose con los pocos pétalos que aún se veían intactos; entonces él se sentó y la dejó que terminara de descargarse.

Al rato ella se fue al otro lado de la habitación y se mantuvo callada por un rato dándole la espalda a Liam. Él esperó un momento, después se levantó de la silla y fue donde ella estaba e intentó tocarla pero Rous lo esquivó y se apartó de él; Liam no sabía cómo abordarla, entonces le dijo:

—¿Quieres que me vaya? —Ella tardó un tiempo en responder, pero al fin dijo:

—¿Eso es lo que estás deseando verdad?

—No, ¿Por qué piensas eso? —Rous sollozando le dijo:

— ¿Te casarás con ella?

—¿Acaso he dicho que me casaré con otra que no seas tú? —Ella con ira le dijo:

—Nunca me dijiste que tenías una prometida.

—No la tengo, debes creerme, no tenía idea de que esto iba a suceder.

—Siempre me ocultaste que eras un príncipe y que tenías una prometida, eres un mentiroso.

—Rous te juro que yo jamás tuve intención de mentirte, pero no podía decirte que era un príncipe, jamás creí que esto iba a suceder; creí que nunca regresaría a mi clan. —Ella lo miró con decepción y le dijo.

—Lárgate y cásate con ella, al fin y al cabo es una princesa igual que tú.

Liam la agarró como a un muñeco de trapo y le dijo:

—¿Ya vas a empezar otra vez con tus malditos celos? Solo eso me faltaba.

—¡Si tanto te molesto lárgate con ella! —Liam alzó la voz.

—No me parece justo que me celes con una mujer que jamás he visto en mi vida.

—No te preocupes, dile a ellos que te la traigan con un vestido de novia.

—¿Por qué eres tan ridícula?

—Si claro, resulta que estás comprometido con otra y yo soy una ridícula.

Liam se fue hacia la puerta:

—Mejor me largo de esta m****a antes que te dé por transformarte en lobo.

—¡Si lárgate, y no vuelvas!

—Si eso es lo que quiere la niñita, pues eso haré.

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