-¡Por qué no enfermas a alguien más! – le espeto Úrsula, se sentía tan frustrada de no poder hacer nada para ayudarla.
-No puedo, su destino ya ha sido trazado mucho antes – le respondió él – te dije que no debías fijarte en las personas. Ellos son seres frágiles y tú eres inmortal.-Hazme mortal – pidió de nuevo.-No puedo hacerlo.-Claro que puedes, pero no quieres. Porque a mí, nunca me has tratado como el resto de tus seres celestiales.-Es que tú no eres como el resto. Por eso te hice diferente a los demás, sin embargo has formado sentimientos hacia esa mujer, a pesar de todo eres un ser capaz de dar amor.-¿Y de que me sirve tener amor, si no puedo curarla?-De eso también se trata el amor. De querer hacer hasta lo imposible, permanecer a su lado en lo bueno y en lo malo.-¡Por favor! ¡hazme como ella! – imploró.-No puedo – fue lo último que dijo y desapareció.Úrsula estaba sola en aquella fría y solitaria parte del mundo, las auroras boreales s