Tras visitar los lugares más icónicos de París, se dirigieron a los pequeños pueblos más llamativos, allí iban y pernoctaban por dos o tres días según les gustara o le quedaran partes por recorrer y así hasta que llegó el final de sus vacaciones, Rebeca está vez ansiaba volver a casa, regresar al trabajo y por supuesto ver a sus padres y hermanos que ya he echaba de menos y a los cuáles le había comprado recuerdos y ropa, moría por verles y darles sus regalos.
-¿Te sientes bien? – le pregunto Úrsula a Rebeca cuando llegaron a casa tras sus vacaciones y de su largo vuelo.-Si, solo que me sentí algo mareada y sobre todo cansada por el viaje. Además los cambios de horario me harán pasar un mal rato ahora.-Lo sé cariño – Úrsula se acercó a Rebeca y la cargó en brazos, eran las ocho de la noche pero debía descansar – nos daremos una ducha y vas a descansar.-Si, me parece bien – respondió dando un bostezo que ahogaba en el cuello de Úrsula, amaba inhalar su aroma, sentirlo