38.

Mi boca se abrió. Quería decir algo pero mi cerebro parecía no estar funcionando porque parecía que no podía hablar.

Justin estaba justo frente a mí, sosteniendo el pequeño estuche de terciopelo aun sin abrir e inclinado como estaba; llamó la atención de algunas chicas que se dirigían a sus habitaciones ¿Y cómo no? definitivamente no todos los días alguien hacía propuestas de matrimonio justo enfrente de nuestra residencia.

Pero yo seguía sin hablar ¿Dónde demonios estaba mi voz? 

—¿Danielle? —preguntó Justin luego de lo que pareció una eternidad.

Seguramente su rodilla dolía y de nuevo abrí los labios pero

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