La amiga del Ceo
La amiga del Ceo
Por: Morgan Mikaelson
Regreso a casa

Sentada en el asiento de pasajero de un taxi Alexandra observaba la vista de la cuidad con añoranza, hacia mucho que no regresaba a su país y no se había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que lo extrañaba. Observó el teléfono móvil y vio que eran 9 de la noche, era un poco tarde para una visita formal, pero su vuelo se había retrasado mucho y no quería tener que esperar hasta el día siguiente para ver a su novio. Llevaban 5 largos años de relación se habían conocido cuando ella tenía 17, pero era muy poco frecuentes las oportunidades que tenían de estar juntos, ambos eran estrellas del entretenimiento, y aunque ella era cantante y él actor ambos gozaban de bastante fama. Lo había conocido cuando acababa de debutar en un comercial que ambos protagonizaron y la atracción fue instantánea. Él un poco más reconocido la conquisto con múltiples detalles al final la chica callo profundamente enamorada. Pero debido a las diferencia en sus agendas apenas podían verse. Alexandra recién estaba regresando de una gira después de 18 meses en el extranjero. Se suponía que su vuelo seria para dentro de una semana, pero hubo un cambio en el cronograma y pudo regresar antes. Aprovechó la situación para ir a ver a su novio y tratar de arreglar su relación. Habían tenido una fuerte pelea por teléfono hacía unos día debido a una noticia que salió donde aseguraban que Theo estaba teniendo un amorío con Yilian la protagonista de su nuevo drama, quien casualmente era hermana de Alexandra.

Theo se defendió diciendo que solo eran chismes, pero que pronto algo así podría llegar a suceder ya que su novia no le prestaba la atención suficiente y no le daba lo que quería. Alexandra no supo que responder en ese momento y él colgó. Claro que sabía lo que Theo quería, llevaba mucho tiempo pidiéndolo, pero ella hasta el momento no se había sentido preparada para dar el paso. Llevaban cinco años de relación, pero ella aún no había accedido a acostarse con él y no era porque no le quisiera, sino porque estaba esperando la boda y tener una primera vez inolvidable con su esposo. En fin, después de aquella pelea Theo no le respondía las llamadas y ella se replanteó su decisión, llevaban mucho tiempo juntos y ya habían hablado de boda, solo que ninguno de los dos había tenido tiempo debido a sus carreras, ahora parecía un buen momento para retomar la conversación. Así que después de convencerse Alexandra había tomado un vuelo en la primera oportunidad que tuvo y fue a ver a Theo. Iba preparada para entregarle su primera vez.

- Hemos llegado – le anunció el taxista sacándola de sus pensamientos.

- Muchas gracias quédese con el cambio. – la chica pagó y bajó del coche poniéndose la gorra y una mascarilla para ocultar su rostro.

 Observó el hermoso edificio donde se había bajado y no pudo si no pensar que a su novio le estaba hiendo bien, vivir ahí costaría una fortuna. Se comenzaba a preguntar cómo entrar, cuando vio unas personas que salían, rápido se apresuró a entrar y marco el botón, del pent-house. El código de la puerta era sencillo ya que Theo siempre ponía su cumpleaños, cuando se vio dentro Alexandra sonrió complacida, todo había resultado perfecto. La sonrisa desapareció de su rostro cuando se fue a quitar los zapatos y se fijó en unos tacones rojos que había en la entrada junto a los zapatos de hombre. Una terrible idea comenzó a tomar forma en su cabeza y de pronto unos gemidos confirmaron sus sospechas, con el corazón sangrando Alexandra se acercó a la habitación siguiendo el sonido y descubrió a su pareja, sentado en la cama con el rostro enterrado en los pechos de una mujer. La chica lo cabalgaba como toda una profesional y el tatuaje de media luna que tenía sobre su hombro izquierdo le reveló a Alexandra la identidad de la amante. Aguantando las lágrimas y en silencio sacó su teléfono y tomó una fotografía, el ruido y el flash llamo la atención de la pareja y ambos clavaron su mirada en la puerta, para encontrarse a Alexandra tomando varias fotos.

- ¿Pero qué coño estás haciendo? – gritó Yilian mientras se bajaba de su posición y cubría el rostro con la sábana.

- Creo que esa es mi línea, hermanita. – replicó con sarcasmo Alexandra.

- ¿Qué estás haciendo aquí Alex, cómo entraste? – preguntó Theo intentando mantener la calma.

- Por la puerta, si no querías que entrara no me hubieras dado la dirección y la contraseña.

- Eso fue hace dos años y hasta ahora nunca habías venido. Nosotros ya rompimos no entiendo a qué vienes.

- Espera, ¿qué?

- No me digas que no lo sabías. Hace días que no te contesto y te ignoro me parece que dejé mis intenciones más que claras. – Alexandra rio.

- Serás hijo de puta. Eso no es romper, eso era una pelea, pero no te preocupes la escena que acabo de presenciar si me dejo bastante clara el motivo de la pelea y ruptura. Pueden seguir en lo suyo, yo me voy y no los molesto.

- Deja de hacerte la víctima, entre ustedes no había nada hace mucho tiempo – habló Yilian sacando la cabeza de la sabana – te la vives dando de la más pura y la más casta y no sabes atender a un hombre, por eso Theo tuvo que buscarme.

- Si, se ve que tu si tienes experiencia, acudió a la persona correcta, eres toda una profesional del oficio. – Yilian se puso roja ante el comentario de su hermana diciéndole prostituta; iba a hablar cuando Theo intervino.

- Mira, Alex, ya no queda mucho por decir, esto sucedió porque tú te lo buscaste, si tú no me das lo que necesito, lo obtengo de otra parte. Soy un hombre y tengo necesidades, ahora por el tiempo que llevamos juntos has el favor de borrar las fotos y terminemos esto en paz.

- En paz dices, haber pensado eso un poquito mejor antes, pero no te preocupes, no tengo ningún interés en mantener contacto contigo, pero las fotos me las quedo. Tal vez me sean útiles en el futuro si alguno de ustedes dos se vuelve a cruzar en mi camino, así que les aconsejo que mantengan su distancia.

- Entrégame ese teléfono m*****a perra – gritó Yilian mientras saltaba de la cama contra su hermana. – comenzaron a forcejear y Alexandra la empujó intentando sacársela de arriba, Yilian tropezó y cayó dándose un golpe en la frente con la mesa. Se hizo un pequeño corte y comenzó a sangrar. Theo corrió rápido a su ayuda.

- Estas completamente loca – gritó enojado – como puedes hacerle esto a tu propia hermana.

- Vaya, hasta que se acordaron del parentesco. Me voy no quiero seguir perdiendo mi tiempo con ustedes.

Alexandra salió de la habitación y dejó a la pareja gritando, se fue con la cabeza en alto sin derramar una sola lagrima, mientras su corazón se desgarraba por dentro. Fue directo a un bar y comenzó a beber para ahogar sus penas, una hora después comenzaron a llegar mensajes a su teléfono. Los primeros eran de su manager donde le anunciaba el final del contrato y que renunciaba, otro fue de su agencia diciéndole que estaba despedida y los siguientes fueron de su madre y padre, estos últimos no se molestó en abrirlos, sabía lo que decían, insistirían en que fuera a la casa familiar y borrara las fotos y la amenazarían con dejarla en la calle. Estarían descargando su ira por lo que le ocurrió a su preciosa hija. Lo del trabajo tampoco era una sorpresa, Alexandra trabajaba en la empresa de su familia y sabía que todo eso era un castigo que le estaban dando sus padres por herir a su hija favorita. Bueno, a su hija, ya que como no se cansaban de recordarle, ella no era más que una caridad, una chica adoptada sin familia ni antecedentes y debía estar agradecida por todo lo que habían hecho por ella. Alexandra bebió hasta el fondo el último trago y de pronto tubo la necesidad de ir al baño. Cuando terminó iba de salida cuando chocó con un grupo de mujeres, iban todas vestidas de negro y llevaban un vestido de un modelo similar al suyo. Se quedó un momento observando a las hermosas mujeres que empezaban a entrar una tras otra a una habitación, cuando un hombre corpulento la tomó por el brazo y la lanzó a ella también con las otras.

- Venga, muévete, el señor está esperando. – Alexandra quería decirle que se equivocaba de chica, pero antes de poder hablar se encontró parada en una hilera junto a las otras chicas. Frente a ellas había tres hombres sentados, los tres eran extremadamente guapos y excéntricos.

- Vamos Sergio, escoge una chica, no seas tan amargado, pásala bien por una vez en tu vida. – dijo el único que se veía animado con la situación. Ese tenía una belleza más juvenil y hasta femenina, su rostro estaba relajado y sonriente, mientras que a su derecha se sentaba un moreno de cabellos cortos que miraba su móvil con desinterés. A su izquierda se encontraba la verdadera razón por la que Alexandra no se había movido de su lugar, tenía el cabello largo y negro completamente estirado un rostro afilado y nariz griega perfecta, el hombre jugaba con la copa en su mano, pero ante la insistencia de su amigo levantó sus dorados ojos y escaneó a las chicas, su mirada las recorrió una por una hasta que llegó a Alexandra, la miró durante algunos segundos, hasta que levantó una de sus manos y la señaló.

- Ella, la quiero a ella.

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