CAPÍTULO 3. Francesa loca

Narra Sam.

Ciudad de New York, Estados Unidos; Jueves, 31, marzo, 2022

Miro por la ventana del hotel en donde llegue hace un día la ciudad, escucho a Lorena caminar de un lado a otro mientras hablaba en francés sobre que una maleta suya se perdió, lleva desde ayer así, suspiro, y la miro, maldice en varios idioma y yo solo puedo negar riéndome en silencio, busco que ponerme, por suerte estamos en primavera.

Tomo lo que me pondré y me meto a bañar, lleno la bañera, pongo esencia y me meto luego de quitarme la ropa esperando que se llene la bañera, pongo música pero veo que aparece un letrero avisando que la otra semana es mi cumple, 6 días exactos faltan pero no he celebrado mi cumple en los últimos 10 años porque fue el día en que él se casó, el día que lo deje, el día que deje américa.

Quito el cuadrito y pongo mi lista de música de todo tipo, la puerta se abre y veo que es Lorena, se sienta en la bañera y me mira, no me da vergüenza mostrar mi cuerpo.

— Los imbéciles no saben como acabó mi maleta en Nueva Yersi, ¿Puedes creer eso?  — me río y me mira mal — ¿Ahora que me pondré? Tu ropa no me queda porque eres enana y con muchas curvas — la miro ofendida.

— Mira pelirroja mal teñida, solo soy 5 centímetros más baja que tú, encima hay tiendas con precios accesibles a tu presupuesto  — se cruza los brazos poniendo su cara de mal humor — Vete, ya saldremos de compra — rueda sus ojos pero me deja sola por fin.

Después de media hora salimos del hotel, miro la calle y a las personas pasar, Lorena se miraba en el vidrio del carro que alquilamos, me subo y luego ella, enciendo el motor cuando recibo la llamada de Memo.

— ¿Qué pasa? — pregunto contestando la llamada, miro por el espejo retrovisor viendo los carros pasar.

— La reunión será a las 11 en la empresa de Collins, luego habrá una cena, te aviso para que vayas a buscar el vestido que mande a la dirección que te acabo de pasar por mensajes, tienes que si o si cerrar este negocio — ruedo los ojos.

— ¿No piensas pisar Nueva York? — pregunto, no escucho nada y trato de no maldecir.

— Lo siento, hay muchas cosas que hacer aquí, lindura — cuelga, lanzo el teléfono al asiento trasero, me calmo y miro por el espejo retrovisor y manejo saliendo de donde estaba estacionada, Lorena se abrocha el cinturón y empezó a cantar en español.

Después de unos minutos me calmo porque si no, me detiene la policía, me estaciono en un lugar desocupado, nos bajamos y respiro profundo, meto la mano en la cartera y saco una cajita de cigarro, la pelirroja me mira y niega desaprobando lo que hago.

— ¿No lo habías dejado? — pregunto justo cuando estaba por prender mi cigarro, maldigo — Suéltalo, ¿En qué momento compraste eso? — niega quitándome la caja junto al encendedor, me da una caja de chicle y me como dos — Ahora dime que te dijo el ceo — comienza a caminar, la sigo.

— Que tenemos que hacer la negociación nosotras porque tiene muchas cosas que hacer en Francia, encima de que ese día hay una cena y tenemos que usar unos vestidos que mando a esta dirección — me adelanto y busco el nombre de la tienda donde están los vestidos.

Lorena mira las vitrinas de cada tienda mirando la ropa de marca, entro a la tienda “Moda francesa”, al entrar veo que se aparece una rubia de ojos grises y piel bronceada.

— ¿Eres Sam? — pregunta en francés y asiento — Oh bienvenida, Dios que hermosa eres — dice abrazándome de la nada y dándome doble beso en las mejillas — Soy Olivia, prima de Memo — se presenta, miro a Lorena que la mira y luego me mira.

— Yo no sabía que tenía prima — se excusa adentrándose más a la tienda, Olivia camina al mostrador y saca dos bolsas de papel algo grandes con el logo de su tienda.

— Mi primo habla mucho de ti y veo que eres justo como me lo imagine — río un poco, tomo las bolsas sin ver el contenido — El rojo es el tuyo y el amarillo es de la pelirroja — asiento, Lorena aparece con 5 prendas que al parecer le gustaron y parecen de su estilo.

Olivia le pasa la tarjeta y nos despedimos, ya fuera seguimos caminando ya que Lorena exige que necesita más ropa a pesar de que solo estaremos aquí hasta el viernes de la otra semana si logramos cerrar el negocio, por suerte venimos bien preparadas y equipadas.

Tenemos unos planos que no podrán rechazar encima de que abrirán el nuevo hotel en Marsella y otro aquí, tuve tiempo de investigar su cadena hotelera y sí que tiene hoteles fuera de país, también descubrí que el padre de William trabajó con nuestra empresa, empresa que era del hermano de Guillermo que falleció hace 5 años.

— Creo que tengo suficiente — dice por fin satisfecha mientras toma un café helado, salimos de la cafetería y choco con un moreno de ojos verdes, me mira sorprendido.

— Samantha — me mira sonriente, mostrando su dentadura blanca.

— Markus… — lo miro con seriedad, Lorena nos mira sin entender que pasa.

— ¿Cómo te trata la vida, hermosa? — pregunta con coqueteo, río sin ganas alguna, Markus es uno de los pocos amigos de William, siempre me cayó mal, por suerte sabia como esquivar sus coqueteos y su humor negro.

— Mejor que a ti, supongo, pensé que terminarías en la cárcel — se ríe sin mostrar molestia alguna, una vez en la universidad hizo una fiesta ilegal en donde dejó entrar drogas y armas, arrestaron a la mayoría de su fraternidad, por suerte William no estuvo en esa fiesta pero tuvo que ir a pagar la fianza de este ser todo porque era su amigo.

— Vaya, un gusto verte por aquí, preciosa — le sonrío sin muchas ganas y me alejo, Lorena me mira esperando que diga algo pero no lo hago, saco otro chicle y me lo como ya que el chicle viejo lo bote, encuentro el carro y abro la puerta trasera metiendo las bolsas de mi amiga y mías, sí al final compre unas que otras cosas.

— ¿Quién era? — pregunta ya cuando comienzo a conducir de regreso al hotel.

— Un idiota ahí — asiente sin decir o preguntar más.

Viernes, 1, abril, 2022.

Club Habana; 10: 23 p.m.

Camino entre la multitud siendo arrastrada por Lorena, estábamos en un club cubano, supuestamente festejando por nuestro aniversario de amistad de 6 años ya, niego sin creerlo, nos sentamos en una mesa al parecer reservada, cuando de pronto observo que alguien se sienta a nuestro lado.

— ¿Qué beberemos? — pregunta el rubio con una sonrisa, miro a Lorena sin creer quien está sentado a mi lado.

— Eres un idiota mentiroso, dijiste que no vendrías — le pego en el brazo, se ríe sin contenerse, llega una mesera y Lorena pidió con curiosidad un coctel, Memo una botella de tequila por mí, la mesera se va, lo miro aun.

— Lo siento, pero vine y me voy el domingo — ruedo los ojos parecía muy falso para ser real.

— Un fin de semana para nada porque te vuelves a ir — me levanto de la mesa.

— Lo sé, lo siento por eso, pero tenía que traer unos documentos que te entregare mañana, hoy celebraremos tu cumple y la amistad tan bella que forjarte con esta francesa loca  — Lorena lo mira ofendida, la mesera llega y me sirvo un trago de tequila.

— Bien, calienten esos traseros porque vamos a bailar y disfrutar — declaro haciendo que la pelirroja aplauda feliz probando su coctel.

— Esa es mi amiga — se levanta con su copa y comienza a moverse al ritmo de la música mezclada que pone el dj, Memo se pone tras de mí empujándome a la pista no tan lejos de la mesa, comienzo a bailar y lo siento tras de mí, me tomo otro trago al igual que Memo, vi que Lorena bailaba con un castaño algo joven.

Lo estaba disfrutando que es lo más importante.

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