Mía le costó dormir después de tener claro en su mente lo que ocurrió aquella noche, la discusión y las voces las reconoció perfectamente. Al menos sabía quién fue la última persona que los vio con vida y tendrá que darle explicaciones de lo ocurrido y por qué la separo de sus padres.
Por más que Sofi le insistió, no quiso desayunar, tan solo quería llegar con la Psiquiatra y asegurarse que aquello no fue una mala jugada de su cabeza, porque no estaba dispuesta a dejar ni un día más a su tío en libertad. El día de ajustar cuentas había llegado.
—Buenos días señores Walker —saluda la doctora en cuanto los ve entrar.
Mía se sonroja, aún no está acostumbrada a ser llamada señora Walker. Gerard lo nota y eso infla más su gran orgullo.
—Buenos días doctora, creo que ya recordé lo que pasó esa noche o al menos lo que más me interesa. Me gustaría asegurarme que sea un recuerdo y no una mala jugada de mi cabeza —le explica sentándose frente a ella.
—La hipnosis será nuestra mejor opción para