- Eso es genial hijo, felicidades – mencionó Isabela abrazando al pelinegro - al fin seré abuela y…
- Que asco… - le interrumpió el adolescente - yo jamás veré al hijo de esa loca como mi sobrino.
- Elliot – le regañó su madre – no hables así.
- Isabela no regañes a mi hijo, porque yo pienso igu