POV Agatha:
El suave resplandor de la luz de noche de la habitación del bebé proyectaba largas sombras danzantes en las paredes.
Estaba de pie en el umbral, una mano descansando protectoramente sobre la suave curva de mi vientre, una sonrisa tranquila jugando en mis labios.
Tres semanas desde aquella aterradora noche en que Charles fue atacado, desde que tomé la imposible decisión de… quedarme. De intentarlo.
No había sido fácil.
Las semanas siguientes fueron un borrón de confesiones susurradas, reconciliaciones cautelosas y la lenta y laboriosa reconstrucción de algo parecido a la confianza.
Charles, tras el ataque, había sido… diferente. Más suave, de alguna manera. La cruda vulnerabilidad que había vislumbrado esa noche no había desaparecido del todo.
Había admitido su miedo a perderme, su posesividad nacida de la inseguridad, no solo de un deseo de control. Incluso, a regañadientes, había empezado terapia, una concesión que me había sorprendido más que nada.
Hablamos. Hablamos de