MÍA—No es conmigo con quien tienes que tratar esto, si tienes dudas, trátalo con tu prometido —espeta con firmeza—. Entrégame los planos ahora.Hecha una furia, recojo mis cosas y le miro con desdén.—Todo está en el ordenador, búscalo tú mismo, si me disculpas, tengo que hablar con el vicepresidente.Diciendo esto, me alejo escuchando que me maldice cuando me doy la media vuelta.Para cuando llego a la nueva oficina de Lance, este ya ha llegado, me da la entrada, no se le ve nada contento debido a que el espacio es más reducido que el que tenía en la oficina presidencial.—Maldición, mi tío es un cabrón —brama mirando un par de documentos que están esparcidos por el escritorio—. ¿Terminaste de hablar con él? ¿Qué es lo que te ha dicho?—Quiero saber por qué revocaste mi posición, Lance, ni siquiera lo discutiste conmigo, así como la compra de los anillos y el vestido, ¿qué es lo que te sucede? —cambio el tema, lo que hace que levante la mirada.—Porque te vas a casar conmigo —dice f
NARRADOR OMNISCIENTESan Petersburgo, Rusia.Bajo los colores del atardecer de una de las ciudades más emblemáticas de Rusia, se encontraba Dimitri Sokolov, Vor y miembro importante de la Bratva, mano derecha de la actual líder. Mirando el paisaje que se le presentaba delante de él. Era un hombre castaño con destellos rubios, de ojos tan grises que eran casi blancos y de una tez pálida.—Señor.Fue interrumpido por uno de sus hombres, uno de los tantos Voyevikis que estaban a cargo de cuidar a la familia.—Tal y como lo había predicho, el UnderBoss ha regresado a Estados Unidos, a casa de su padre.Dimitri tensó el cuerpo, si su hermana menor estaba enfadada con tanta osadía que siempre había demostrado su hijo, o sea, su sobrino, él no se quedaba atrás, hacía apenas una semana que se había atrevido a menospreciar y cancelar su compromiso con Nicola Campbell, la única hija de Danilo Campbell, el capo de la mafia italiana, delante de tanta gente.No pudo esperar a hacerlo como un cabal
MÍACuando me levanto a la mañana siguiente, tengo el corazón masacrado por mi decisión de terminar con Lance, la cabeza me nada una y otra vez con todos los acontecimientos de los últimos días, ¿cómo es que mi vida pudo haber cambiado tanto en un abrir y cerrar de ojos? No hice nada malo, he tratado siempre de ir por el camino correcto, es algo que mi padre siempre me ha inculcado, pero ahora, todas esas enseñanzas parecen tan lejanas como nuestra relación de padre e hija.Me incorporo haciendo un recuento de los daños, me he quedado sin empleo, sin prometido y sin familia, realmente me siento tan sola, hoy es demasiado crudo, demasiado… real, marco el número de mi padre pero no me contesta, creí que al tener un número nuevo que él aún no ha registrado, atendería mi llamada, no es así, solo me manda al buzón.Hago un par de intentos más hasta que embotello todo el dolor que aplasta mi pecho, y lo arrojo a la nada, me arreglo, tengo que buscar un nuevo empleo, la renta no se paga sola
BASILTermino de escuchar cada una de las excusas que ponen todos referente al tema del plagio, al final, solo puedo notar en la junta directiva a dos personas tranquilas, si algo me enseñó la Bratva, es a leer a las personas para conseguir la verdad, el jefe del departamento de diseño no es, sus manos tiemblan no porque lo haya hecho, sino, porque me tiene miedo. Incluso Lance quien está tranquilo, regocijándose en silencio por el primer problema que tengo al tomar la presidencia que mi propio padre estuvo de acuerdo en darme, no es, pero hay algo que no me gusta de la mujer rubia, de ojos azules que está detrás de él susurrándole algo al oído, mientras le muestra un par de balances de una carpeta, que no me gusta, ella es… lo que llamo, un alacrán del que me debo cuidar. —Señor, juro que no tenía idea de… —balbucea Roberto James. Cansado de lo mismo, me pongo de pie y aliso mi traje, saliendo de la oficina sin decir nada más, no quiero que nadie pueda notar la rabia negra que rec
MÍACuando abro los ojos, los primeros rayos del sol hacen que los entrecierre, me toma dos segundos ordenar mis pensamientos y procesar los hechos de los últimos días, mi vida no solo dio un giro de ciento ochenta grados, ahora estoy sola, totalmente huérfana, el abogado de papá dijo que harán todo lo posible por encontrar sus restos, pero que no me haga muchas ilusiones al respecto, ya que es probable que nunca los encuentren. Un golpe más a mi corazón, hace años, cuando le dije a mi padre que quería presentarle a Lance, y lo vio, estando a solas me dijo que él no era un buen hombre para mí, que no confiaba en las intenciones que tenía conmigo. Luego de eso pasé un par de semanas tratando de que ellos dos fueran más cercanos, no funcionó, y la última noche que estuve con mi padre me puso un ultimátum, o dejaba a Lance o me quedaba sin herencia y sin su apoyo. Fue una decisión difícil, ya que amaba tanto a Lance, y él me prometió tanto también, que me pareció la cosa más fácil del m
No obtengo respuesta, él solo se queda sumido entre las sombras de la oscuridad, no le veo bien el rostro. —¿Trabajas aquí? Apenas estoy terminando de hablar, cuando él corre hacia mí, el miedo hace que corra en dirección contraria, grito pero es como si nadie me escuchara. Apenas llego a los primeros peldaños de las escaleras, cuando tiran de mis piernas y caigo. El impacto es ensordecedor. El aire se me atasca en la garganta y los pulmones me duelen, arden, un cuerpo pesado me aplasta al instante. —Muere.Es lo último que escucho antes de que tire de mi cabello con fuerza, me incorpore e intente acuchillarme. —¡No! Hasta que me libera y enseguida caigo al suelo, tratando de tomar una bocanada de aire puro. Todo me da vueltas, sin embargo, al levantar la mirada me encuentro con la presencia de un hombre que golpea al otro individuo que me atacó. Enseguida saca un arma y le dispara en la cabeza, al no escuchar la detonación pienso que es porque tiene silenciador. Cubro mi boca
MÍA Me congelo con las palabras y la presencia de Basil, por un segundo todo desaparece a mi alrededor, solo existimos él y yo en un plano diferente, hasta que la voz del abogado de mi padre, me saca de mi ensimismamiento. —Disculpe, ¿quién es usted y por qué ha entrado así? Espabilo viendo cómo Basil entra sin temor, siempre tan seguro de sí mismo. —Siento interrumpir, mi nombre es Basil Sokolov, y soy el jefe de la señorita Bennett, también un gran amigo de ella —se presenta con soltura dándole un estrecho apretón de manos al señor Jackson, quien lo mira con desconfianza. —¿Eso es cierto, señorita Bennett? —me pregunta buscando una respuesta clara. Quiero decirle que era mi jefe y que no somos amigos como afirma, pero la dura mirada de Basil hace que todo mi valor se esfume. —Sí, claro —carraspeo. —Está bien —Jackson cierra la carpeta—. Eso sería todo, me parece que tiene mucho que pensar, si decide quedarse en Roma, puede hacer uso de esta casa, en cuanto al dinero y
—Te seré honesto, Mía Bennett, yo necesito una esposa tanto como tú un esposo —camina hasta la cava y saca una botella de Vodka, para luego servirse un trago, me ofrece uno, pero niego en silencio—. Me parece que si trabajamos juntos, ambos conseguiremos lo que queremos.Dejo de respirar.—¿Qué?Basil vuelve a invadir mi espacio personal, dejándome sin aire, todo me da vueltas, pero él parece que no se da cuenta, así que solo vuelve a levantar mi mentón con más fiereza que la de antes y merma el espacio entre los dos, su aliento mentolado roza como seda mis labios.—Cásate conmigo, Mía Bennett —gruñe.Abro los ojos como platos, me aparto de él.—No, yo…—Tengo entendido que has terminado con mi sobrino, ahora que está fuera del camino, no veo cuál es el problema —ladea la cabeza con la misma expresión en blanco que tenía cuando lo conocí.Hay tantas cosas que tengo en mente para decirle, pero las palabras no brotan de mi garganta, no se deslizan por mis labios. Su sola presencia me al