Afuera del coche, la fría brisa agitaba las hojas.
Adina bajó la mirada y dijo con voz tranquila: "Siempre que estamos en nuestros momentos más íntimos, una voz femenina mecánica aparece en mi mente. La primera vez que apareció, me pidió que saltara del balcón. Después, a medida que me acercaba a ti, esa voz me pedía que te dejara o me obligaba a decir tonterías...".
Se tiró de los mechones de pelo que le caían sobre la frente. "No puedo resistirme a las órdenes de esa voz por mucho que lo intente, así que tengo que hacer lo que dice. Si no, me empieza a doler mucho la cabeza hasta que me rindo. Es tan insoportablemente doloroso que a veces desearía suicidarme para acabar con el dolor".
"Addy...".
Duke no sabía qué decir. Abrazó a Adina tratando de transmitirle todo su calor y energía.
No podía quitarle su dolor. Pero cuando la vio tan perdida e indefensa, sintió que su corazón se encogía. Verla sufrir le dolía tanto que sentía como si le clavaran un cuchillo en el corazón.
Lo qu