Cuando entraron, allí estaba Brooklyn, con un aspecto noble y hermoso. Llevaba un traje blanco y un ramo de rosas blancas en la mano.
Miró a Melody con cariño y sus ojos parecían ligeramente nerviosos.
—¡Cariño, bienvenido de nuevo!
—Brooklyn, tú... —Melody se quedó de piedra. No esperaba recibir semejante sorpresa. ¿No era muy alta y grandiosa?
Al notar su confusión, Brooklyn le explicó tímidamente:
—Estaba enfadada contigo y por eso no te despedí. Me arrepentí durante mucho tiempo. Así que pensé que tenía que venir a buscarlo. Quería darte una sorpresa y esperaba que pudieras perdonarme.
—Ha sido increíble... increíble, ¿vale?
Cuando Melody vio a la multitud que observaba el concierto desde un lateral haciendo fotos y vídeos, su delicado rostro se puso completamente rojo. Sus ojos, normalmente indiferentes, también se llenaron de lágrimas. No sabía si sentirse incómoda o feliz.
Brooklyn se acercó y le entregó el ramo de flores. Sus ojos estaban ansiosos.
Melody no