Por los intereses similares, Luna y Martín se llevaban muy bien.

A veces, Luna incluso se tomaba un tiempo para leer Instagram y ejercitar su resistencia.

Sergio había cambiado de su indiferencia anterior y publicaba casi todos los días sobre su vida feliz. Fueron las fotos que él y Flora tomaban una copa o ellos estaban tomados de la mano en una cita. En fin, estas hacían que Luna se sintiera muy amargada.

Recordó que Martín todavía le debía una comida de rosbif, pero la fecha de regreso de Martín se seguía retrasando, por lo que Luna tuvo que ir a comer con su compañera de dormitorio dos veces.

Estas vacaciones de verano, Sergio no contactó a Luna, y Luna no molestó a Sergio. Ella cargó con su equipaje y emprendió el camino solo a casa.

Luna pensaba que ella estaba acostumbrada a vivir sin Sergio y estaba aprendiendo a crecer sola.

El avión despegó en la noche, y eran pasadas las seis de la mañana cuando Luna llegó a casa. No tuvo tiempo de hablar con sus padres, así que se dio una