Anna seguía trabajando junto a su padre, menos horas pero seguía haciéndolo. Además gracias a los contactos del mismo, había comenzado a hacer un maestría. Para ella estudiar y trabajar no era un problema, su prodigiosa mente siempre estaba a un paso adelante de todo.
Frank había asumido tan naturalmente su rol de padre que rara vez la llamaba por su nombre.
_ Hija, mañana quiero que nos acompañes a una fiesta con inversores que vienen del extranjero. Quiero presentarte ante ellos ya que seguramente en un futuro próximo serás tú quien me represente.
_ Oh, pero está Blanca conmigo. No quiero dejarla sola_ le dijo Anna mientras se retiraba.
_ No te preocupes llévala, sé que no dejarás a tu mejor amiga sola en una ciudad que no conoce más cuando vino a cuidar de tí.
Ella sonrió le dió un beso y se fue.
El hombre se sentía orgulloso de la hija que la vida le había puesto en el camino. Anna, había aprendido muy rápido todo lo que se refería a los negocios y se diría que se manejaba como