Cuando el avión al fin aterriza en Nueva York, Steve siente que todo su mundo gira rápidamente, no entiende cómo todo pudo pasar así de rápido y lo único que ruega ahora es que Sandy esté en la casa de sus padres, porque de otra manera no sabe dónde encontrarla.
Toma un taxi que lo lleva a la mansión de los Knox y en la entrada, lo detiene un guardia que se ve bastante rudo, pero que al acercarse le dedica una sonrisa amable.
—Buenas noches, ¿a quién busca?
—Buenas noches, busco a Sandy o a cualquiera de sus padres, es urgente.
—¿Nombre?
—Steve Moore —el guardia llama desde allí a la casa y en pocos segundos su expresión cambia.
—Bien, yo le doy el mensaje —se aparta del auricular y le dice a Steve con una voz que da miedo a cualquiera, pero no a él, porque su único temor es perder a su San