Que creen que quiera el Diablo de Eros?
Capítulo 148 —La linea rojaNarrador:Eros se sentó, rígido, con la espalda recta y las manos sobre las piernas. Aclaró la garganta antes de hablar.—Es un honor, señor Adler… que me haya llamado.Roman soltó una carcajada breve, seca, pero real. Lo miró con la cabeza ladeada, como quien no sabe si reírse más… o apiadarse.—Vamos, Eros —dijo —¿en serio “señor Adler”? —con media sonrisa torcida —Hablábamos de música y tonterías cuando estaba en tu casa. ¿Y ahora vienes con esa formalidad?Eros parpadeó, entre avergonzado y aliviado. Sonrió, incómodo, y se rascó la nuca.—Perdón, es que... esto no es lo mismo.—No, no lo es —respondió Roman, sin perder el tono —Pero sigues siendo tú. Y eso es lo que necesito.Eros asintió, más relajado. Apoyó los antebrazos sobre la mesa y esperó.Roman se tomó un segundo. Lo observó, como quien mide cada reacción. Luego preguntó, con aparente ligereza:—¿Qué opinas de mi hija?Eros se quedó mudo. Abrió la boca, la cerró, tragó saliva, luego enderezó los
Capítulo 149 —VacacionesNarrador:Sasha estaba sentada en el porche, con las piernas cruzadas y la mirada perdida en el cielo nublado. Tenía una sudadera grande, el cabello suelto y el rostro cansado. No lloraba, pero estaba claro que no tenía nada de alegría.Eros se acercó despacio, con las manos en los bolsillos. No dijo nada al principio. Solo se sentó a su lado y miró en la misma dirección. Pasaron unos segundos en silencio.—¿Tú crees que las cosas siempre terminan como deben? —preguntó ella, sin apartar la vista del horizonte.—No. Creo que terminan como pueden. Y a veces… no terminan del todo.Sasha hizo una mueca, como si quisiera sonreír pero no pudiera.—Extraño a Aylin —murmuró.Eros bajó la mirada.—Yo también la extrañoElla giró apenas el rostro para mirarlo de reojo.—¿Tú?—Claro que sí. Es mi hermana. No tenerla cerca me cuesta más de lo que digo.Sasha abrazó sus rodillas.—A veces me enojo con ella. Como si fuera culpa suya que se haya ido.—Y está bien que te enoje
Capítulo 150 —Música y amorNarrador:Sasha miró fijamente la mochila. No estaba del todo convencida de lo que había empacado, pero tampoco le importaba demasiado. Había elegido cosas cómodas, otras que Aylin le había elogiado alguna vez, y una gorra que no pensaba usar, pero que quería llevar.Se quedó un rato sentada en la orilla de la cama, en silencio. Miraba su reflejo en el espejo del armario con una expresión que no sabía nombrar. No era tristeza y no era nervios. Era ese vacío que queda cuando algo importante está por pasar y uno todavía no sabe si está listo.Escuchó pasos en el pasillo. Reconoció el ritmo enseguida... Eros.Golpeó una vez la puerta y asomó la cabeza sin esperar respuesta.—¿Todo listo?Sasha asintió.—Más o menos. Nunca sé qué empacar para un viaje así.—¿Así cómo?—Donde no sé si quiero llegar… o quedarme.Eros entró, con las manos en los bolsillos.—Bueno, si te olvidás algo, inventamos una excusa para volver.Ella sonrió, apenas.—¿Y si solo es que extraño
Capítulo 151 —RadianteNarrador:El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Aylin abrio los ojos, y por primera vez en muchos dias… sonrió sin reservas. No había tenido que fingir estar bien. No había tenido que tragarse las ganas. Anoche, por fin, lo había sentido cerca. Roman.Su voz, su forma de hablarle. Sus ojos y su manera de devorarla con la mirada, era intensa aún del otro lado de la pantalla.Y aunque estuviera a miles de kilómetros, la había tocado como solo él sabía hacerlo. Con palabras, con fuego, con esa intensidad que le había hecho temblar hasta el último rincón del cuerpo.Se levanto con una energía casi absurda. Se dio una ducha rápida, eligió ropa cómoda pero linda, y hasta se maquilló un poco, algo que no hacía desde que había vuelto. Se miró al espejo, ajustó la bufanda azul que llevaba en el cuello como un secreto, y salió de casa con paso ligero.Aylin entró a la fábrica con una sonrisa que no se le borraba ni aunque quisiera. Saludó con un gesto
Capítulo 152 —Miedo a volarNarrador:La música todavía sonaba bajito en el interior del jet. Eros se movía al ritmo, de pie entre los asientos, mientras Sasha reía, recostada sobre el sofá con los pies descalzos, moviendo los dedos como si dirigiera una orquesta invisible.—¡Eres ridículo! —le dijo, entre risas.—Y tú aburrida —replicó él, haciendo un giro exagerado con los brazos, como si estuviera en medio de una competencia de danza.Fue entonces cuando uno de los guardaespaldas se acercó, serio, aunque con una sonrisa indulgente.—Chicos, basta de fiesta. Ya vamos a aterrizar. Siéntense y abróchense los cinturones, por favor.Eros obedeció sin problema. Pero al mirar a Sasha, notó cómo su expresión se alteraba.La sonrisa desapareció. Los dedos se aferraron al borde del asiento. Y un leve temblor en su labio inferior la delató.—¿Qué pasa, Sasha? —preguntó Eros, se levantó y caminó hacia ella. —¿Te encuentras bien?—Od*io viajar en avión—respondió en voz baja —Pero aterrizar… es l
Capítulo 153 — Vaya sorpresaNarrador:Aylin cerró la puerta de la casa con la llave aún en la mano. Había dejado la bufanda azul en la fábrica, olvidada entre carpetas, y se reprochaba a sí misma haber salido apurada. La tarde se le había ido de las manos en casa de Santiago, y ahora lo único que quería era cambiarse de ropa y sentarse un rato a respirar.Pero apenas dio un paso dentro del recibidor, algo se detuvo.No el sonido, el aire. Porque allí, en medio de su casa, estaban dos figuras que no deberían estar.Sasha y Eros.—¡Sorpresa!La maleta de ella a un lado. Su mochila a medio cerrar. Los ojos... los ojos completamente rojos.—¿Sasha? —susurró Aylin, soltando la cartera al suelo sin mirar.Sasha, de pie, rígida. Eros detrás, un paso más atrás, como conteniéndola.La adolescente dio un paso hacia adelante. Llevaba el cabello suelto y tenía los ojos rojos, el rostro pálido y la mandíbula tan tensa que parecía que se le iba a romper.—Aylin —dijo, apenas un susurro —Yo…Aylin n
Capítulo 154 —Aunque sea un poco viejo… Narrador:La charla seguía fluyendo entre recuerdos, risas suaves y silencios cómodos. La tarde se había convertido lentamente en noche, y la casa estaba envuelta en esa calma que solo llega después del llanto y la reconciliación.En un momento, Eros miró su reloj. Lo hizo una vez, luego otra, como si confirmara algo. Finalmente se levantó del sofá con discreción.—¿A dónde vas? —preguntó Aylin desde la cocina, sirviéndose un poco más de limonada.—Tengo que hacer una llamada —respondió él, ya rumbo al pasillo.Ella alzó una ceja.—¿Una llamada? ¿Tú?Eros se giró y la miró con una sonrisa socarrona.—Sí, Aylin. Estoy a dos semanas de cumplir dieciocho. No me controles tanto.Aylin apoyó el vaso en la mesa y cruzó los brazos.—Bueno, pero tampoco uses eso como excusa para hacerte el hombre ahora, ¿eh?—Ya soy un hombre —dijo él, mientras retrocedía con una sonrisa torcida.—Sí, sí… uno que se cree más listo que todos. Anda, ve. Pero no tardes —le
Capítulo 1 —La esculturaNarrador:El estruendo cortó el aire. Un golpe seco. Un choque brutal. Un sonido de quiebre que atravesó la opulencia de la galería como un disparo en la oscuridad. Por un segundo, el tiempo se detuvo. El murmullo de conversaciones se apagó.La música dejó de existir. Todo quedó suspendido en el vacío.Aylin parpadeó, con la respiración atrapada en su garganta.Los ojos le ardieron. El corazón bombeaba con tanta fuerza que lo sintió en los oídos. Sus pupilas bajaron. Y ahí estaba. El desastre.Los fragmentos de cristal relucían cruelmente en el mármol blanco, esparcidos como los restos de un crimen imperdonable.Había roto algo. Algo importante. Algo que, seguramente, no podría pagar.El eco del impacto aún vibraba en sus huesos. Los cuchicheos no tardaron en comenzar. Un murmullo bajo, sibilante, creciendo como una ola de veneno.—Dios… ¿qué fue eso? —¿Se volvió loca?—¿Sabe siquiera cuánto costaba eso?Aylin sintió la sangre huirle del rostro.Sus dedos se