¿Quieren maratón?, pues vayan a mi perfil, con este nombre de autora, en Face *book, den me gusta y respondan la pregunta, es fácil, esta es la pregunta: "No les es familiar ese apellido...???", seguro que saben quien es
Capítulo 143 —Señora AdlerNarrador:El sol apenas despuntaba cuando Aylin llegó a la entrada principal de la fábrica. Llevaba jeans oscuros, una camisa clara arremangada y el cabello atado en una coleta alta. Sin maquillaje, sin joyas, sin intención de impresionar a nadie. No necesitaba nada más que su presencia para hacerse notar.Un hombre la estaba esperando frente al portón de acceso. Alto, con cabello entrecano y porte firme. Vestía camisa, pantalón recto y un reloj pulcro. La reconoció de inmediato. Se acercó con paso seguro y gesto serio.—Señora Adler —saludó, tendiéndole la mano —Bienvenida.—Buenos días —respondió ella, estrechándole la mano con tranquilidad. —Muchas gracias—Soy Santiago Rivas. El señor Adler me informó que usted asumiría la gerencia general. Me indicó que le diera acceso completo a todo lo necesario, y que quedara a su disposición. Si le parece bien, podemos comenzar en mi oficina, en el edificio administrativo.—Perfecto.Caminaron en silencio por el sen
Capítulo 144 —Las esposasNarrador:El sonido del portón metálico sacudió la mañana. Sasha, que estaba en la sala del segundo piso revisando un libro, se asomó por la baranda. Alcanzó a ver a Dominic entrando rápido, sin siquiera saludar. Eso ya era raro.Roman, abajo, acababa de dejar una carpeta sobre el escritorio cuando lo vio entrar.—¡Diablo, mal*dita sea...! tenemos un problema.Roman alzó la mirada.—¿Qué tipo de problema, Dominic?Antes de que su amigo pudiera responder, se escucharon pasos pesados cruzando el vestíbulo. Tres hombres de civil, con credenciales colgando del cuello, entraron al despacho.—¿Señor Roman Adler? —preguntó el que iba al frente.—Soy yo.—Por orden del juzgado penal federal, queda usted detenido de forma preventiva por el delito de bigamia. Tiene derecho a comunicarse con su abogado.Sasha bajó los escalones de dos en dos, sobresaltada.—¿Qué está pasando?Dominic la interceptó a mitad de escalera, con el brazo extendido.—Tranquila. Todo va a estar
Capítulo 145 —El Diablo está en su infierno.Narrador:El reloj de la pared avanzaba con esa lentitud insoportable que solo se vive en los lugares donde el tiempo es castigo. Las luces frías del pasillo titilaban. El metal oxidado de los barrotes estaba impregnado de otras historias. De otras ruinas.Roman Adler estaba sentado en la banca de concreto de su celda. Piernas abiertas, codos sobre las rodillas, las manos entrelazadas como si meditara… o como si planeara una ejecución. Llevaba la camisa un poco abierta. No porque quisiera estar cómodo, sino porque quería que los demás vieran los tatuajes. Que recordaran con quién estaban compartiendo ese infierno.El Diablo estaba en el infierno. Pero no estaba ardiendo. Estaba esperando.La acusación era grave: bigamia, fraude migratorio, uso de matrimonio con una inmigrante ilegal para evadir la ley. Todo un escándalo para un hombre como él. Los medios ya tenían su foto. Los enemigos ya olían sangre. Las hienas se relamían.Pero Roman...
Capítulo 146 —Haces que me quemeNarrador:La lluvia golpeaba con insistencia los ventanales del comedor cuando Aylin revisó por enésima vez la pantalla del celular. Cinco días, cinco días sin un mensaje, sin una videollamada, sin siquiera un maldito “buenas noches”. Roman nunca desaparecía así, nunca. Ni siquiera cuando estaba enfadado, ni en sus peores momentos. El celular vibró de pronto. El nombre en la pantalla no era el que ella esperaba. Era Dominic.—Hola —dijo Aylin al atender, sin ocultar el tono tenso.—Hola, Aylin. ¿Estás bien?—Tú dime. Porque Roman no contesta hace días. Ni mensajes, ni llamadas. Y tú tampoco.Del otro lado, Dominic guardó silencio. Luego respiró hondo.—Sé que estás preocupada. Y tienes razón. Solo... no quiero que te alarmes más de la cuenta.—Dominic —interrumpió ella, con frialdad contenida —No soy una niña. Si me llamas así, es porque pasó algo. ¿Dónde está Roman?—Está bien. No le pasó nada físico. Pero está... complicado.—¿Complicado cómo?—Det
Capítulo 147 —18 en dos semanasNarrador:Al día siguiente, Roman marcó en numero de Dominic y no tuvo que esperar más de dos tonos.—Diablo, ¿te sucedió algo? —respondió con preocupación, atento a lo que su amigo pudiera estar pasando.—Tranquilo, Dom, solo quiero pedirte algo—¿Qué necetitas?—Necesito que traigas a Eros a verme.Un silencio denso cruzó la línea.—¿A Eros? ¿Estás hablando en serio?—Completamente.—Roman… es un chico. Apenas tiene diecisiete.—Cumple dieciocho en dos semanas —replicó él con tono firme —Ya no es un niño, Dominic. Es hora de que empiece a curtirse. Recuerda que nosotros a esa edad ya teníamos las manos teñidas de rojo y no de tinta, precisamente—No lo metas en esto —gruñó Dominic —Él no tiene nada que ver.—Él tiene que ver con Aylin. Y eso lo convierte en parte de todo, pero, traquilo, queno lo pienso convertir en un sicario ni que se manche las manos, pero debo pedirle algo —cortó Roman —Y no es una charla para tenerla por teléfono. Quiero verlo en
Capítulo 148 —La linea rojaNarrador:Eros se sentó, rígido, con la espalda recta y las manos sobre las piernas. Aclaró la garganta antes de hablar.—Es un honor, señor Adler… que me haya llamado.Roman soltó una carcajada breve, seca, pero real. Lo miró con la cabeza ladeada, como quien no sabe si reírse más… o apiadarse.—Vamos, Eros —dijo —¿en serio “señor Adler”? —con media sonrisa torcida —Hablábamos de música y tonterías cuando estaba en tu casa. ¿Y ahora vienes con esa formalidad?Eros parpadeó, entre avergonzado y aliviado. Sonrió, incómodo, y se rascó la nuca.—Perdón, es que... esto no es lo mismo.—No, no lo es —respondió Roman, sin perder el tono —Pero sigues siendo tú. Y eso es lo que necesito.Eros asintió, más relajado. Apoyó los antebrazos sobre la mesa y esperó.Roman se tomó un segundo. Lo observó, como quien mide cada reacción. Luego preguntó, con aparente ligereza:—¿Qué opinas de mi hija?Eros se quedó mudo. Abrió la boca, la cerró, tragó saliva, luego enderezó lo
Capítulo 1 —La esculturaNarrador:El estruendo cortó el aire. Un golpe seco. Un choque brutal. Un sonido de quiebre que atravesó la opulencia de la galería como un disparo en la oscuridad. Por un segundo, el tiempo se detuvo. El murmullo de conversaciones se apagó.La música dejó de existir. Todo quedó suspendido en el vacío.Aylin parpadeó, con la respiración atrapada en su garganta.Los ojos le ardieron. El corazón bombeaba con tanta fuerza que lo sintió en los oídos. Sus pupilas bajaron. Y ahí estaba. El desastre.Los fragmentos de cristal relucían cruelmente en el mármol blanco, esparcidos como los restos de un crimen imperdonable.Había roto algo. Algo importante. Algo que, seguramente, no podría pagar.El eco del impacto aún vibraba en sus huesos. Los cuchicheos no tardaron en comenzar. Un murmullo bajo, sibilante, creciendo como una ola de veneno.—Dios… ¿qué fue eso? —¿Se volvió loca?—¿Sabe siquiera cuánto costaba eso?Aylin sintió la sangre huirle del rostro.Sus dedos se
Capítulo 2 —Yo soy quien mandaNarrador:—Permanece aquí. Vendrá alguien a tomar tus datos. —le ordenóAylin parpadeó, aún aturdida.—No. Volveré mañana.Roman inclinó la cabeza apenas, con la paciencia de alguien que ya conoce la respuesta.—No. Te quedarás.Aylin sintió su cuerpo tensarse.—No tengo por qué…No terminó la frase. Antes de que pudiera reaccionar, sus manos firmes se cerraron sobre sus hombros. El contacto la sacudió como un golpe eléctrico. El calor de su piel traspasó la tela de su ropa. Sus ojos la atraparon. Impenetrables. Demasiado cerca. Su respiración se volvió errática. El aire caliente chocó contra su mejilla. Se inclinó apenas. Solo un poco. Lo suficiente para que sintiera la amenaza en su proximidad.—Vas a obedecer. —Aylin abrió la boca, pero el nudo en su garganta le impidió hablar. El perfume de él la envolvió, amaderado y oscuro, como un veneno que se infiltraba en su sistema. Y luego, sin previo aviso, la empujó, con la firmeza exacta para que cayera se