Camino hasta la habitación donde se encuentra Zaid, el pequeño, observa a los bebés con ternura e incluso, los cubre o palmea levemente cuando uno de ellos comienza a moverse. También, está a su lado, Lowell, quien no habla, pero, se ve emocionado por ver a los bebés ya aquí con nosotros.
Aclaro mi garganta para llamar su atención y cierro la puerta sabiendo que será una conversación privada lo que ellos desean tener conmigo. Sus ojos me dicen que posiblemente, sea la más seria que han tenido hasta ahora.— Mamá… — dice Lowell y yo sonrío.— Hola, mis amores. — digo y ellos suavizan su mirada.Los dos se lanzan a mis brazos y sus cuerpos, vibran mientras se esfuerzan en no emitir algún sonido que delatara que estaban llorando, seguramente, para no despertar a los bebés. La niñera y enfermera, me observa y yo le hablo menta