—¡Menos mal que llegaste justo a tiempo! Si no, este tipo me habría humillado por completo —ironizó Natalia con una sonrisa sutil, rodando suavemente los ojos.
—Pero ahora tienes que compensar mi vestido —urgió Natalia
—No te preocupes por eso, te compensaré. Seguro que lo haré —dijo el muchacho con