—Mi prima es la presidenta de la compañía Salamanca… No me golpee más, por favor... —Victoria se puso pálida y apenas si podía respirar.
Al escuchar sus palabras, Sofía no logró calmar su enorme ira, sino que pisoteó sus piernas furiosamente con sus tacones.
—¡Pum! —Victoria cayó estrepitosamente al