—No sé en qué área quiere competir el señor Rodríguez —preguntó Sergio con una sonrisa amable.
Miguel, con las manos en la espalda, le respondió con confianza:
—Me da igual. Elija su especialidad.
Sergio no pudo evitar crispar las comisuras de los labios. ¡Qué hipócrita resultaba ser este muchacho!