Pablo tragó saliva y sacudió la mano al ver la mirada asesina de Mía.
—Señorita Álvarez, solo estoy bromeando, no lo tome serio.
Mía acarició el tubo de acero que estaba en su mano y preguntó con ironía:
—Es una broma, ¿verdad?
Al terminar la frase, Mía agitó el tubo y dio un golpe fuerte en la cabe