Era lo que era. Y lo que pensaba en ser.
— ¿Quién es usted?— Hablé de manera defensiva. La mujer de edad avanzada y aspecto descuidado, no quitaba su mirada de mí.
— Te pareces mucho a ella. Veo que llevas a un ser en el vientre— Su mirada se estuvo en mi abultado, quién ya empezaba a pesar, estaba a tres meses de conocer a mi hijo. Daniel.
— Hable ya. ¿Qué es lo que busca? O llamaré a seguridad.
— Odette, llamada así Por el cuento favorito de tu madre.
—¿Mi madre? ¿Usted conoció a esa
mujer?— Hablo con amargura.
— Tu odio sin sentido y sin razón, empieza a envenenar tu alma jovencita. Y si, yo conocí a Dora desde que era una niña.
—¿Dora?
— Su verdadero nombre— respiré profundo. Poseía dos opciones, la dejaba entrar y escuchaba lo que tenía para decirme o simplemente, llamaba a seguridad.
— Pase. Tiene solamente unos minutos para convencerme de que vale la pena escucharla.
La mujer de cabellera blanquecina con pequeños rayos oscurecidos, se sentó en el sofá individual de la