—¡Ahhh! ¡Qué emoción! —exclamó Marianne pegando un brinco y levantándose de la mesa, dejando a todos desconcertados.
—¿Ahora qué te pasa, loca? —preguntó Gerard quien estaba jugando con la pequeña Cari en sus piernas.
—Conseguí que mi amiga convenciera a su primo, que es un gran empresario, de ven