134: Ya no me ama.
Darwin.
El sudor cae por mi frente después de un rudo entrenamiento y sonrío tras la sensación relajante que me genera lo que sucedió anoche. Aunque fue poco, y duró poco, no dejó de ser caliente, subliminal, necesitado y poderoso.
Sentir cómo Ámbar era completamente diferente a lo que había experimentado últimamente me ha dejado... con mi certeza afirmada: Mi matrimonio con Ámbar jamás estará perdido.
—¿Sabes del hermano de Ámbar? —cuestiono hacia Mylo, el cual me pasa el agua y la toalla para secarme.
—Sí señor.
—¿E hiciste lo que te ordené?
—Por supuesto que sí.
—Bien, dame dos horas para salir.
—Como ordene, señor.
Veo a Mylo salir del gym de mi casa y voy a la ducha rápido para ir a preparar el desayuno, pero de nuevo... mi esposa se encuentra llevándose mi momento.
Me siento feliz. A punto de brincar.
—¿Cómo te sientes, bebé?
—Mucho mejor.
La tomo por la cintura y esta suelta un gruñido que solo puedo interpretar como algo bueno, así que sigo besando y lamiendo su cuello mientr