Capítulo 49: Houston.
Días después…
—Es una ciudad muy hermosa, no lo crees Leah—indica Albert y Leah lo mira con mesura.
—Si mucho—responde sin ganas.
—Vamos Leah, no quiero que estés así conmigo. Cuando realmente no te hecho nada—reflexiona en cuanto a su comportamiento y reacciona:
—Tienes razón, lo siento es que, al principio las cosas no fueron nada bien contigo.
—Seguro es producto de tu imaginación, yo que sé, ¿Qué te parece si hacemos borrón y cuenta nueva?
—Me parece buena idea.
—¿Entonces amigos?
—Si amigos.
Leah baja la guardia con Albert, se convence internamente, que no es un hombre común y tácito. Ambos sonríen al platicar, inmediatamente a Leah le resulta agradable la tertulia. Albert apunta muy claramente a sus anhelos, por su mente pasean las ideas más contradictorias e inimaginable con la pobre Leah.
Si pretende emprender el juego del gato y el ratón, Leah no es la persona más ecuánime para ponerlo en práctica, en medio de su inocencia también, es una mujer muy perspicaz y desconfiada.
De