Capítulo 5: Visita relámpago.

En horas la noche se reúnen en la sala Feriyek, con sus hijos Kadhir y Mustafá. De pronto suena el timbre, va la muchacha del servicio abrir y es la hermana menor de Abdul, Halide quien los visita a esas horas.

Entra rápidamente, bañada del ímpetu que la caracteriza y llega hasta la sala comentando:

—Por Alá Mustafá, vine tan pronto me dijeron que estabas en Estambul, mis ojos se iluminan al verte hijo, mi Mustafá—la da un cálido y profundo abrazo a su sobrino favorito, mientras Feriyek y Kadhir se ríen de su temperamento.

—Estás hermosa tía—la elogia Mustafá.

—Verdad que sí, tu siempre tan galante—de la nada hace contacto visual con Deniz, la esposa de Kadhir quien es no santo de su devoción. Y le susurra a Mustafá: —Esta nada que se embaraza, seguramente la mala intención la tiene seca.

—Tía no empiece—la reprende muy sutilmente Mustafá.

—Ven aquí Kadhir también me alegra verte, ustedes son como mis hijos. Ya que no pude casarme por culpa de tu padre—abraza a Kadhir, con la misma fuerza que, hace rato le manifestó a Mustafá.

—Ven Halide vamos a la cocina, para ayudar con la cena—le dice su cuñada Feriyek.

—Está bien querida—echa la vista al frente y convida a Deniz para que las acompañe—Ven aquí Deniz, ven ayudarnos. Que al menos sirva para algo esta mujer—murmura en el oído de Feriyek. Quien sonríe de inmediato.

Al irse juntas, sale de su despacho Abdul diciendo:

—¿Qué escandalo fue ese muchacho?

—Acaba de llegar la tía Halide—responde Kadhir a su padre.

—¿A esta hora? Halide es idéntica a Mustafá muy liberal.

—¿Vas a comenzar de nuevo papá?

—Ven hijo tenemos que conversar—le dice a Mustafá.

—Está bien—acepta y se van juntos, dejando a Kadhir pensativo en la sala.

Al llegar al despacho se encierran y Abdul toma la palabra:

—Mustafá ya acordé todo, para que comiences a estudiar y termines tu carrera en Estambul.

—Pero papá, ya estaba lo suficientemente avanzando en Nevada. Quiero irme de nuevo a los Estados Unidos, me gusta estudiar allá.

—No me contradigas hijo—se lo dice serenamente—también invité a Seda y a su padre, para que nos visiten mañana, así que te quiero en casa para recibirlos.

—¿Qué tengo que ver con ellos, apenas los conozco?

—Que empeño tuyo en contradecirme en todo Mustafá ¿Por qué no eres tan obediente como tus hermanos?

—Seguramente, porque ya han abolido la esclavitud.

—Suficiente Mustafá más respeto.

—Mejor me voy con mi tía, al menos es alegre.

—Si ve, pero mañana te quiero activo, para que atiendas a Seda.

Sale Mustafá del despacho frunciendo el ceño, sin embargo, remonta súbitamente sus bosquejos en Seda, recordando la manera tan sensual, de como se zarandeaba su cuerpo en aquel baile, recuerda su sutil tez blanca y su vientre plano al descubierto. Cae en cuanta, que siente mucha afinidad por mujeres con las finas facciones de Seda, asimismo como le atrajo aparte de su cuerpo, también le gusto su larga cabellera castaña clara, que se le podía apreciar muy brillante y bien cuidada. Continúa su camino pensado en Seda y tropieza con su tía Halide, notando ésta la tenue picardía en su mirada:

—¿Eso hermosos ojos brillan por alguna chica, no es así Mustafá? ¿Es por la occidental que conociste en Norteamérica?

—¡Sheila! —exclama repentinamente Mustafá y le dice a su tía—préstame tu teléfono tía.

—Si claro, pero vamos al jardín. Ya sabes nos pueden descubrir—Halide es una mujer perspicaz y en algunas oportunidades, es la alcahueta número uno de sus sobrinos, en especial de Mustafá.

*****

Mansión Narçali.

Después de cenar, se halla Seda abrigada en el sofá de la sala. Centra inmediatamente sus pensamientos en Mustafá, recuerda muy grácilmente cuando sus miradas se cruzaron fortuitamente, y como destilaban de sus ojos, un leve fuego voraz que irradiaba calor, sonríe irisadamente al recordar lo trasmitido en ese baile. Llega su padre y la observa bosquejar una tímida sonrisa y se le acerca:

—El que ríe solo, de su picardía se acuerda hija mía.

—Ja, ja, ja padre me asusto.

—No fue mi intención mi princesa, me alegra tanto verte feliz. Tu felicidad también es la mía cariño.

—Lo sé papá, se cuánto me amas y también cuanto me proteges.

—Siempre estaré para ti, no olvides eso Seda.

—¿Mañana iremos a la mansión Manzur? Eso me pone algo nerviosa.

—Si iremos hija, te gusto mucho Mustafá, lo puedo notar en tu mirada, estoy convencido que es por ese muchacho tantos suspiros.

—¡Papá! —exclama apenada.

—No sientas vergüenzas Seda, que ya pronto ese muchacho será tu esposo—la mira su padre sonriendo, bosquejando una cálida sonrisa.

*****

Mansión Manzur.

Después de la cena, se reúnen en el salón y comienzan todos a bailar, Halide había traído la alegría a la casa. Mustafá se olvida, por un momento de sus problemas y se relaja junto con su familia, toma a su tía comienza a danzar con ella, mientras que ella lo enseña a bailar, como lo hacen en su cultura. No ha podido comunicarse de ningún modo con Sheila, ya pronto ingeniará la forma de hacerlo de nuevo.

Al terminar sus horas de disfrute familiar, todos se retiran a dormir quedando Mustafá, solo con sus pensamientos, desecha la idea no volver a los Estados Unidos, pero por ahora no tiene más salida sino obedecer a su padre, por otro lado, anhela nuevamente otro encuentro con Sheila, su imagen se mantiene intacta en su mente y corazón. Concibe que una mujer como ella, es difícil de olvidar, ciertamente entre ellos no hubo engaños aparentes, solo la arrogancia de su padre disfrazada de protección, es lo que los mantienen separados forzadamente.

Llega su hermano Kadhir, debido a que había discutido con su esposa Deniz y se arrima a su hermano menor:

—¿Aún no te has ido a dormir Mustafá?

—No hermano, en un rato. Tu deberías ir con tu esposa.

—Deniz y yo acabamos de discutir.

—Es normal entre las parejas.

—¿Tu discutías mucho con tu novia?

—Mejor no hablemos de eso Kadhir, que te conozco muy bien. Cualquier cosa dicha por mí, delante de ti, puede ser usado en mi contra—se muestra Mustafá muy perspicaz.

—¿Todavía sientes desconfianza de mí?

—Si Kadhir, el leopardo no cambia sus manchas. Ahora sí, me voy acostar buenas noches—expresa Mustafá con toda sinceridad.

Se aleja, dejando a su hermano conmovido por sus palabras. Su tía había oído todo y se aproxima, hasta donde está Kadhir:

—Ya ves Kadhir, en esta vida se siembra lo que se cosecha. Ese miedo tuyo, por tu padre te ha alejado de la confianza de tus hermanos.

—¿Crees que soy malo tía?

—No cariño, al contrario, de los tres tu eres el más noble. Solo que ese terror, que le tiene a Abdul te juega en contra, hasta te escogido una mala mujer.

—Tía.

—Solo digo la verdad, esa Deniz, nunca he simpatizado con ella, es una caza fortunas. Abdul para lo que debe que tener habilidad no tiene, es un bruto. Me tenía, que haber dejado a mí, escogerte a la esposa. Ya hasta, tuvieras muchos hijos merodeando por toda la casa.

—Es suficiente tía.

—Lo siento cariño, solo digo la verdad.

—Hay verdades, que duelen más que una mentira tía.

Abraza Halide, inmediatamente a su atormentado sobrino, con el propósito de brindarle un poco de consuelo.

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