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—¿Para qué quería tu padre hablar contigo a solas? —preguntó Yurina a su esposo.
—Él me llevó a reunirme con mi tío — contestaba tranquilamente el joven Rey Maitano mientras caminaba por ese largo pasillo interno, en el castillo principal—. Querían hablar conmigo sobre mi decisión de que fueras la Reina y también de los asuntos con Gorian, Bushlak y el asesinato de Juliana.
—¿Qué te dijeron? —preguntó Yurina llena de curiosidad, mientras casualmente tomaba de la mano a su esposo mientras caminaba a su lado.
—Lo aprobaron. Ambos me apoyan en darte la corona.
—¿Así de simple?, ¿sin ninguna condición de por medio? —preguntó la concubina sospechando que ese Rey estaba omitiendo algo.
Landel posó sus ojos dorados en dirección a las largas ventanas del sector izquierdo de ese pasillo, él guardó silencio.
No le quería mentir a su esposa… Pero tampoco podía darle los detalles.
Se sintió culpable por ello… Sin embargo… No dijo nada más.
—Yo hablé con tu madrastra, la Reina re