CAPÍTULO 89: EL DATO QUE ESPERABA
Maxwell
Quince días más desde que la redada fue un absoluto fracaso. Quince días buscando como un desquiciado a esos tres miserables. Pero es como si la tierra se los hubiera tragado, no puedo entenderlo.
La policía los buscó en todas partes, todos los lugares que les di donde podrían esconderse. Es claro que tienen muchos más contactos o sitios, quizá se fugaron del estado o del país, porque no hay rastro de ellos.
Me siento en el sillón de la casa con un intenso dolor de cabeza. No sé cuánto más voy a aguantar esta agonía sin saber de ella, sin poder verla.
Francis quedó de llamarme por video y es lo que hago ahora, esperar su llamada.
De repente mi celular comienza a sonar, contesto de inmediato esperando ver a mis gemelos, pero solo me recibe ella.
—Hola, señor Kingsley.
—Hola Francis, ¿cómo estás? ¿Cómo están mis hijos?
—Están bien, aunque todavía siguen un poco enfadados con usted. ¡Lucas, Isaac, vengan a saludar a su padre! —exclama.
Los niños