Capítulo 6 ¿Eres tonta o qué?
El día anterior, Silvio no estaba de buen humor y había bebido un poco más de la cuenta. No recordaba nada de lo que había sucedido la pasada noche, sin embargo, al ver la expresión de Carmen, se dio cuenta de que su esposa Elena se había ido de casa.

En su mente, Elena siempre había sido una mujer bastante dócil. Cada vez que Carmen informaba sobre su situación, mencionaba lo responsable que ella era. ¿Cómo era posible que ahora, de repente, se hubiera revelado?

—¿Quiere que busque a la señorita? — preguntó Carmen con precaución.

—No es necesario. Es una adulta y tiene libre albedrío. Si regresa, me llamará —respondió Silvio, aunque esto le parecía un tanto inverosímil.

Silvio se había casado con ella y le había proporcionado una vida sin preocupaciones. Del mismo modo, nunca la había restringido en su libertad; si quería salir, nadie se lo impediría.

El título de «señora Velázquez» era suficiente, no era necesario que él se preocupara por ella.

Mientras Silvio pensaba, sabía que la otra mujer en la habitación de arriba necesitaba toda su atención.

Después de dejar la villa Flor de Cerezo, Elena buscó una casa. Y, cuando Ana Manrique la llamó, Elena ya se encontraba buscando trabajo en línea.

—Elena, he regresado al país. ¿Cuándo podemos vernos? Invita a tu esposo también, quiero conocerlo —dijo Ana.

¿Él era realmente su esposo? Elena sonrió con gran tristeza y le dio su dirección.

Ana llegó rápidamente y al entrar en la habitación, abrazó a Elena y exclamó exageradamente:

—Elena, ¿no dijiste que tu esposo era Silvio? ¿Cómo es que vives en un lugar así?

Elena miró la casa que acababa de alquilar. En efecto, era humilde, pero, dadas sus circunstancias económicas, era lo mejor que podía permitirse en ese momento.

Sentadas en el sofá, Elena le contó a Ana lo que había estado sucediendo.

Al escuchar la triste historia, Ana se levantó del sofá, indignada:

—Ese Silvio resultó ser un completo desgraciado. Y tú, ¿cómo pudiste creerle? No te valoró como esposa después de que lo esperaste en esa mansión durante tres años. ¿Eres tonta o qué?

Elena bajó la cabeza. Sí, había sido completamente ingenua al creer en la fidelidad en esos tiempos.

—Todo fue culpa de ese Alberto. No tenía éxito por sí mismo y, además, utilizaba tu felicidad para pagar sus deudas. Si vuelve a buscarte, lo ignoras y que se las arregle solo —le aconsejó Ana.

—No puedo. Si no le doy dinero, no cuidará a mis abuelos —respondió rápidamente Elena.

Aunque no le importaban Alberto y su esposa, no podía ignorar a sus abuelos. Podía evitar regresar, pero definitivamente no podía dejar de enviarle dinero a su tío.

Al ver la angustia de Elena, Ana suspiró y le dijo:

—Está bien, olvidémonos de esas cosas molestas. En el futuro, cuéntame cuando tengas problemas. Yo me encargaré de tu trabajo.

Al día siguiente, gracias a la valiosa recomendación de Ana, Elena consiguió un fabuloso trabajo como asistente de negocios en una empresa de comercio exterior.

La empresa se dedicaba al comercio de snacks, y Elena empezó a trabajar como asistente del gerente de ventas, encargada de la traducción de documentos para los clientes y de la presentación del progreso de investigación, así como del desarrollo de nuevos productos.

Ese día, el gerente la envió al estudio de fotografía, para verificar si ya estaba lista la publicidad del nuevo producto que estaban a punto de presentarle a los clientes.

—¿Qué es esto? ¿Por qué es tan malo? ¿Y dónde estaba Marcio Cadenas? ¿No se suponía que él también iba a participar en la sesión de fotos?

Cuando entró al estudio, vio que todo estaba hecho un caos. El personal murmuraba entre ellos, y, en el centro, el encargado del proyecto de la empresa y el planificador de la agencia de publicidad discutían con una mujer muy atractiva y sensual.

Al ver a esa mujer, el corazón de Elena se detuvo.

Aunque quisiera, Elena no podría olvidar aquella cara.

Aquella era la mujer que estaba en su cama, la noche anterior, junto a su esposo.

En efecto, aquella era Camila, la mujer que Silvio había llevado a la mansión.
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