―Yo no te haré daño, te trataré como una reina, como te mereces ―agregó ese hombre arrogante e insoportable―. Te prometo que tendrás una vida llena de opulencia y amor, pero de nueva cuenta, no puedo cumplir nada de eso si no te portas bien.
Me arrojó a la cama y me agarré el cuello, sobándolo mientras evitaba verlo a los ojos.
―Piensa en lo que te dije, tu silencio y obediencia serán recompensados… así como tu rebeldía puede ser castigada. Tomate tu tiempo. Espero que mañana por la mañana tengas una respuesta… ―agregó mientras se acercaba a la puerta―. Por si te lo preguntas, no… ahora que… «sabes» lo que está pasando, no puedo dejarte ir. Así que tus opciones se reducen mucho. ¿Quieres una vida de