Capítulo XIX. Redención

Como es de costumbre para los rubios entrar sin autorización a la casa de Eva, el mayor se cuela en su habitación siendo sorprendido por esta.

         —¿No sabes tocar la puerta? —interroga.

         —Pensé que no abrirías, —masculla con voz suave.

         —¿Dónde está Halif? —cuestiona.

         —¿Cómo sabes que no soy Halif? —la morena lo mira por varios minutos sin saber cómo responderle, ya que ni ella misma sabe esa respuesta.

         —Solo lo sé, —responde a lo que el rubio mayor asiente quedándose con esa duda.

         —Eva, espero me discul

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