La Cita Cincuenta Y Siete.
Me removí en mi posición y sus brazos estrecharon mas mi cuerpo, comencé a despabilarme al sentir como sus dedos se movían inconscientemente detrás de mi nuca. Abrí mis ojos y a pesar de estar en la plena oscuridad, aprecie sus relajadas expresiones, sus labios estaban entreabiertos que dejaban escuchar sus respiraciones profundas, y de vez en cuando, uno que otro ronquido.
Las sabanas azules cubrían nuestros desnudos cuerpos y me sentí bien al estar rodeada de su caluroso cuerpo, lo había extrañado mucho. Deslice mis manos por su cintura abrí completamente a el, sin dejar un mínimo de espacio.
-¿A qué se debe tanta fuerza?- su adormilada y ronca voz me tomo por sorpresa.- Te aferras como si pensara irme.
¡¡¡Gracias por su apoyo!!!