Capítulo veinticuatro
Pov Laia
Nadie me escucha.
Ella los tiene engatusados.
Vuelvo a recostarme del árbol y miro el pedazo de rama atravesada en mi pierna, tomo con cuidado uno de los extremos y la jalo quitándola de un tirón. Aprieto mis dientes ante el dolor en esta y tiro el palo lejos, el sol ya ha salido y con este un cielo azul despejado.
Nada de lo que pase puede empeorar el día.
"Yo fui el que le habló de nosotros".
Recuerdo sus palabras y aporreo el tronco furiosa. ¿Qué tiene que ver esa con nosotros? ¡¿No era más fácil simplemente deshacerse de ella y ya?!
Los celos no son bueno para el alma.
Como si tuviésemos alma, Halle.
Siento la presenci