Cuando dejas entrar a tu vida alguien desconocido, muchas cosas empiezan a cambiar, más si sabes que esa persona causa en tí algo que ni tú mismo no sabes explicar…
-Señorita la buscan abajo – dijo Roos entrando a mi habitación – es un joven y dice que no tiene todo el día para esperar por usted
-No sé que se cree la gente – respondí volteando los ojos – pero gracias por avisarme, ya salgo y dígale al joven que si yo quiero puede pasar la noche afuera – Ross asintió para luego salir
Coloque un poco de labial rojo en mis labios y salí abajo
Abrí la puerta de afuera y Deyn estaba esperándome con unas gafas de sol blancas iguales a las de mi hermano, esas que tan mal me caen y con un montón de maletas
-Al parecer eres peor que yo – dije frunciendo el ceño y negando con la cabeza
-Ayer dijiste que a partir de hoy empieza mi tortura – comenzó a toser – bueno disculpa, disculpa, mi nueva vida - le fulmine con la mirada, ya había cedido a una parte del contrato ya estaba aquí, en mi puerta,