Capítulo V

Tera no imaginó nunca que era espiada a través del ojo de una cámara, desde el primer día que entró a trabajar en "La Dame Rose" y menos que quien había empezado a espiarla era su propio jefe. 

La cámara estaba justo al frente de ella. Ese inocente reloj que marcaba la hora tenía una cámara que grababa todo lo que Tera hacía.

Por tanto ya su jefe estaba enterado de que ella tenía varios días tratando de saber lo que había detrás de esas dos puertas.

Muy lejos de la preocupación de Tera por saber qué había realmente detrás de esas puertas, ya ella empezaba a encariñarse con su trabajo y por supuesto con su jefe.

-Tera, ¿tienes mucha curiosidad por saber lo que hay detrás de esas puertas? ¿verdad?... Te comenté que cuando fuese el momento justo, lo sabrías.

Tera se quedó pensativa "Cómo él podía saber que ella estaba tratando de abrir desde hace varios días esas puertas". 

Era una mujer muy inteligente así que no tardó mucho en darse cuenta que su jefe la espiaba.

"Debe haber una cámara espía en mi oficina".

La idea de ser espiada no molestó en lo más mínimo a Tera. Al contrario le pareció emocionante y hasta excitante que su jefe se dedicara a verla.

Disimuló que había entendido lo que estaba pasando.

-Trataré de tener paciencia hasta el momento que usted decida abrir esas puertas.

-En el momento que yo decida mostrarte, estoy seguro que quedarás encantada.

A partir de ese momento Tera trataba de seducir indirectamente a su jefe. Pensaba en las cámaras y que él podía estar observándola en cualquier momento. Ella jugaba con su mente y él ni lo percibía.

Ella trataba de andar más descotada buscaba tener la falda un poco más arriba de lo normal... bebía y comía con gran sensualidad. Enrulaba su cabello provocativamente, mordía sus labios sensualmente, hacía poses sexys, pasaba sus manos por su cuerpo, disimulando estar arreglandose. Todo lo hacía para que él la viera pero desde las cámaras, que aunque no estaba segura en qué lugar estaba, cualquier objeto para Tera era sospechoso, incluso las plantas que estaban como decoración en su oficina o el bolígrafo con el cual escribía. 

Cuando estaba en frente de él se comportaba un poco seria. Esa era la manera de jugar con su mente y de seducirlo indirectamente.

Henry sentía que lo volvía loco. Su sensualidad era demasiado para él. 

Deseaba tener su sexy juventud sólo para él. Quería poseerla, en el momento que a él se le antojara. Hacer con ella lo que le apeteciera.

-Necesito que te comuniques con este listado de personas hoy mismo  y les hagas saber que deben venir a una reunión muy importante conmigo, hoy a las 2 p.m. sin falta. 

-Ok Henry lo haré enseguida.

Tera tomó el listado y vió que eran alrededor de veinte personas.

Cada día Tera tenía más responsabilidades a su cargo y llegó a controlarle su agenda, ella era quien lo aconsejaba y le cuadraba su agenda por día y hora.  Él posteriormente los aprobaba. Ella era única agrandando todo y llevando todos sus asuntos. Era una gran ayuda para Henry quien siempre andaba ocupado, ella logró convertirse en su mano derecha ya eran inseparables.

Antes de que se marchara a cumplir con la orden de su jefe, Henry le dijo -de igual manera si logras tu cometido con esas puertas y las abres tu sola, nunca entenderás realmente lo que allí hay, así que te sugiero no pierdas el tiempo intentando abrirlas, porque quedarás más confundida y más curiosa.

Tera intentó disimular la acotación que le hizo su jefe pero por el contrario con su respuesta le dió la certeza a él que ella había estado intentando de romper las reglas y abrir la puerta de cualquier manera.

-Ok Henry disculpa- dijo Tera sintiendo que sus mejillas adquirían aquel rojo tomate característico en ella cada vez que se apenaba, sintiendo que su cara se calentaba al mismo tiempo. Fueron muy incomodas para Tera en ese momento  las palabras de Henry, pues se suponía que él no debía saber que ella tenía curiosidad de ese lugar.

Se retiró e hizo el trabajo que él le había indicado a la perfección.

"Me encanta mi trabajo", ya era común escuchar a Tera decir eso.

Al Cabo de unos meses Tera terminó sus estudios de Gerencia y ya tenía más tiempo para invertir en su trabajo. Era normal verla salir tarde de la oficina atendiendo asuntos importantes de su Jefe.

Uno de esos días de jornada de trabajo,  tropezó con Emma en el pasillo de entrada, era la hora de almuerzo. Tera iba sobre la hora a almorzar.

-Tera, ¿quieres almorzar hoy conmigo?.

-Por supuesto, será un honor total para mi compartir la mesa contigo Emma.

- Iremos a mi sitio favorito.

Tera estaba muy contenta de haber captado la atención de Emma ya que generalmente era una chica muy amargada y reservada. 

El lugar favorito de Emma nada tenía que ver con lujos, contrario a lo que  Tera pensó, era un lugar acogedor y sencillo.

Ese era el refugio de Emma para librarse de lujos y estereotipos que a veces se tornaba un tanto aburrido y la cansaban.

-¿Cómo te has sentido en la empresa, Tera? ¿Cómo van los asuntos con mi padre?

- ¡Oh! demasiado bien. Henry es una persona maravillosa, me ha hecho sentir muy cómoda en mi trabajo. Como jefe es muy considerado y consentidor, no tengo motivos para quejarme.

-¿Consentidor?- interrumpió Emma, un poco alarmada, como tratando de sacar toda la información posible.

Emma quería saber hasta dónde había llegado su padre con ella...

-Si, consentidor-respondió Tera relajada- ¡No, no!... ¡Pero no pienses mal! Por favor. El Sr. Henry siempre ha sido muy respetuoso conmigo.

Emma sintió un alivio de pronto.

-Espero que continúe así de verdad, y me alegra mucho que puedas sentirte segura con él como jefe.

- Si, me siento bastante segura y agradecida. Por Henry, yo sería capaz de hacer lo que sea, pues tengo mucho que agradecerle.

-Como un consejo de amiga te digo que te manejes con cuidado en esos asuntos, no por agradecimiento vayas a cometer errores.

Tera no entendió a qué se refería Emma. Sólo calló y agradeció el consejo.

"Supongo que en cualquier momento pondré en práctica su consejo, de momento no sé en qué aplicarlo". Pensó Tera.

Al regresar a la oficina estaba Henry allí, sentado en su escritorio. Tera no se cansaba de deleitarse con la estampa de su jefe y Henry no dejaba de verla con deseo, ella no sabía hasta cuándo podía aguantar sin cometer la divina locura de tomarlo de la corbata y besar sus labios.

Sus senos pronunciado y sus hermosas curvas eran delirantes. Su piel tersa y llena de juventud, hacían que Henry la deseara. 

-¡Hola Henry!-Dijo Tera muy alegre y sonriente como era costumbre en ella, se veía más radiante y feliz desde unos meses para acá.

-Hola Tera. He tomado una decisión muy importante y estoy seguro que te va a agradar.

-Dígame Henry, ¿Qué será?-Preguntó muy ansiosa.

-Ya que tienes un buen tiempo trabajando para mi, casi ocho meses y debido a la lealtad y fidelidad que me has demostrado quiero pasar al siguiente nivel contigo.

-Tu me dirás Henry a qué se refiere lo que me estás diciendo. Espero que me expliques.

-Es algo bastante personal y si se quiere delicado, pero te conozco y sé que aceptarás porque te conozco y lo harás porque es parte de los lineamientos de la empresa, al cumplir cierto tiempo y al cumplir otros requisitos previos, yo podré pedirle otras cosas a mi "Asistente Personal". Está incluido en el contrato.

Tera lo miró fijamente y con cierto temor en su mirada, pues no entendía en lo absoluto de lo que estaba hablando. Y si, él tenía razón ella firmó ese contrato de trabajo, pero inocentemente no leyó las letras pequeñas del mismo donde estaba reflejado lo que él le decía.

Ella sentía tanto nervio que hasta sus ojos se pusieron tristes, su cuerpo temblaba de miedo y de curiosidad al mismo tiempo.

-Me comentaste que sabes bailar en el tubo...

-Si, así es Henry. Pero no entiendo ¿qué tiene que ver con lo que me estás hablando?

-Tiene demasiado que ver-replicó Henry.

Tera lo miró asombrada y de una vez analizó de lo que podía tratarse el asunto.

-Pues tu me dirás, Henry.

Tera trató de relajarse y estar tranquila. Ella tenía claro que llegaría a donde fuera necesario con él y con su trabajo por el profundo agradecimiento que sentía con su jefe.

Inmediatamente recordó lo que le había dicho Emma:

"No por agradecimiento vayas a cometer errores. Pero... ¿de qué manera esto podía ser un error?".

-Ha llegado el momento de develar uno de los cuartos que estaban reservados para este momento. Posteriormente te diré lo que deberás hacer a partir de ahora.

-¡Me estás hablando en serio Henry!.

-Asi es Tera, hoy sabrás finalmente lo que esconde una de esas puertas. Lo mereces.

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