—¡Claro! ¡Cómo te encanta revolcarte con esa chiquilla! —me grita.
—Acabas de escuchar que tu hija está embarazada de otro hombre, ¿y me acusas a mí de ser infiel? —resoplo. Natasha baja la mirada, avergonzada.
Ahora entiendo menos la situación, ¿cómo Aria permite que su marido se acueste con Nata