Aria
Después de aquel desagradable momento, intento salir corriendo de la oficina, pero Alec me detiene por el brazo.
—Vamos a almorzar juntos hoy —me advierte.
—No, preferiría que no —contesto—. Esto…
—¿Te asusta que todavía lo tenga? —me pregunta con una tranquilidad abrumadora.
—He de admitir