Maylene se acerca lentamente hacia la pared para tomar el umbral. Sus ojos siguen abiertos, en ese lugar que logran advertir una y otra vez de que no está loca…
No.
“No me digan que todavía sigues sorprendida.”
—¿Quién eres? —Maylene tira la primera pregunta con fuerza. Su pecho sube y baja constant