—La intrigaste con la mención del asesinato—.
—Así que es una pequeña criatura asesina—.
—Aparentemente.—
—Bueno, me alegro. Odiaría que me tuvieras miedo por culpa de mi lobo loco.
—Puede volverse tan loco como quiera si mata a mis enemigos—, dije.
Clay se rió entre dientes. —No contaría con que se repitiera. Antes, te despertaste en la habitación del hospital y entraste en pánico, porque...—
Mi corazón empezó a latir con fuerza. Tenía que salir. —Mi voz se volvió más baja—. No me siento segura. El Lodge nunca se ha sentido como un hogar.
—¿Por qué el Lodge no se siente como un hogar?—
No respondí eso.
Él no quería la respuesta. En realidad no.
—¿Es culpa mía? ¿Por tu último celo?—, preguntó.
—Claro que no. Solo fue sexo.
Soltó un suspiro. —¿Es Hunter? Creí que lo habías resuelto—.
—Estamos en el proceso de resolver las cosas—.
—Y eso lo estás haciendo…— esperó a que le dijera.
Clay había estado intentando obtener información sobre el acuerdo entre Hunter y yo desde que se enteró de