—Mateo, quédate allí.
Pasó de largo la sala, entró a la habitación principal cerrando la puerta con cerrojo. Caminó hasta la cama, separó y dio cuenta que la pared era mitad concreto, mitad madera. Pintada toda de blanco y siendo tapada con la cama no se notaba la diferencia.
Se agachó y ahí estab