Sostuvo su rostro, ella sus muñecas, las manos, luego los brazos.
—Peter, no quiero que te vuelvas loco con este caso. Se que vas a querer aprensar tú mismo a Karlos y que me caiga un rayo si miento al decir que no lo entiendo, pero si no deseas que yo participe ahora, es por el gran riesgo que se