Él miró su boca, ella la de él...
—Con permiso, iré a ver cómo están los niños.
Pilar regresó a tierra. Le asintió a Susana y dio pasos hacia la mesa, apoyando sus manos sobre la madera porque su piel picaba entera y se sentía nerviosa, casi no lo podía creer, se sentía como una adolescente.
—Hol